A nivel mundial se utilizan más de un millón de bolsas de plástico por minuto. En promedio, son desechadas en menos de media hora. Se necesitan entre 200 y 1000 años para que se descompongan por completo.
Algunos países de América Latina han tomado conciencia de esta problemática y comenzaron a regular su uso.
Desde 2011, en las localidades argentinas de Rawson, Trelew, Puerto Madryn, Puerto Pirámides, Gaiman y Dolavon, los supermercados tuvieron que dejar de entregar bolsas de polietileno y pueden vender solo bolsas reciclables. Antes de la puesta en marcha del programa «Ambiente libre de bolsas», impulsado por el Ministerio de Ambiente de la provincia de Chubut, en estas localidades —donde viven unas 200.000 personas—, se utilizaban 70.000 bolsas por día.
«Ahora cambiaron los hábitos de la gente. Las personas las reutilizan para otras cosas. Cada bolsa comprada se guarda para poner la basura, transportar pertenencias, conservar comida… Es decir, se siguen reutilizando con múltiples propósitos. Ya no se ve tanta bolsa tirada en la calle», dijo a Sputnik Marcelo Ojeda, inspector de la Secretaría de Ecología y Protección Ambiental de Puerto Madryn, una entidad estatal que tiene como objetivo el cuidado del medio ambiente.
Como cualquier hábito arraigado en la costumbre, al principio costó cambiarlo. «La gente estaba muy acostumbrada a recibir bolsas de supermercado por cualquier compra mínima. Y de un día para el otro se dejaron de dar. Las personas se acostumbraron a buscar cajas de cartón para ir de compras. Hay quienes llevan el carro del supermercado hasta el vehículo y descargan todo suelto. Luego cuando llegan a sus casas utilizan cajas para descargar y acomodar sus compras. La experiencia ha demostrado ser positiva. En Puerto Madryn hemos descubierto que sí, se puede vivir sin bolsas», explicó Ojeda.
Pero el argentino no es el único caso. En 2010, Ciudad de México, la más poblada de Latinoamérica, prohibió el uso de bolsas de plástico. Ahora, las tiendas que las entregan en forma gratuita a sus clientes deben pagar una multa de hasta más de 10.000 dólares.
Otro caso similar ocurrió en 2011, en la península de Paraguaná, en el caribe venezolano. La ciudad de Punto Fijo, hogar para unas 270.000 personas, se convirtió en un área libre de contaminación por bolsas plásticas.
En Chile, un país donde se utilizan 205 millones de bolsas al mes, según el Ministerio de Medio Ambiente, las ciudades de Punta Arenas y Chile Chico se sumaron a la prohibición de este tipo de recipientes para contribuir a vivir en un ambiente más sano.
En Sao Paulo, Brasil, en 2012, bajo el lema «Vamos a sacar al planeta de su ahogo», el Gobierno estatal y la Asociación Paulista de Supermercados (APAS) decidieron sustituir todas las bolsas desechables por bolsas reutilizables.
En las paradisíacas Islas Galápagos de Ecuador, con un flujo de 200.000 turistas al año, se puso en marcha un proyecto en 2011 para eliminar las bolsas. Tres años más tarde entró en vigor una norma para controlar el ingreso a la isla con bolsas, vasos y otros artículos de polietileno.
Y en Uruguay, país en el que se utilizan 1.174 millones de bolsas por año, 345 por cada uruguayo, el Ejecutivo presentó en julio un proyecto de ley para prohibir la entrega gratuita de bolsas de plástico en los supermercados.